lunes, 12 de marzo de 2012

TABACO Y MUJER

                      

            Mientras que las sucesivas campañas contra el tabaco han hecho mella en los hombres que cada vez en mayor número optan por dejar de fumar, se está observando una tendencia contraria en las mujeres.
            Entre los jóvenes y adolescentes de nuestro país hay ya una mayor proporción de chicas fumadoras, lo que hace prever un futuro bastante negro para la salud femenina.
            Los especialistas advierten que en los próximos 10 años las mujeres estarán afectadas en mayor medida que los hombres por las graves enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, como el cáncer de pulmón, cáncer de esófago, cáncer de vejiga, EPOC (enfermedad obstructiva crónica)...
            En estos momentos ya se observa, por ejemplo, una clara tendencia al aumento de cáncer de pulmón entre las mujeres frente a un descenso de esta enfermedad entre los hombres. En un futuro próximo morirán más mujeres españolas por cáncer de pulmón que por tumores de mama.  Además, las mujeres son más susceptibles al cáncer de pulmón que los hombres, aunque tienen mejor pronóstico.

Mejor prevenir

            Pero esta tendencia se puede invertir si desde ahora las mujeres toman conciencia de que está en juego su futura salud. Con el aumento de la esperanza de vida, no sólo debe lograrse vivir más años sino vivirlos en plenitud y para ello es preciso dejar de fumar ahora.
            Sin duda, la mejor herramienta para evitar la aparición de nuevos casos de cáncer de pulmón es evitar el factor de riesgo más importante, el tabaco. Es importante establecer planes de prevención y control del tabaquismo, porque de cada millón de euros de beneficios para la industria generados por el tabaco, el gasto sanitario y social que ocasiona se multiplica por 10.
            Estos planes deberían dirigirse no sólo a proteger a las que no quieren fumar y que muchas veces deben someterse a la tiranía de los fumadores convirtiéndose en fumadoras pasivas; sino también a sensibilizar a las fumadoras para que abandonen esta práctica de riesgo poniendo medios económicos y humanos que faciliten y apoyen a las que se animen a dejar de fumar y, sobre todo evitando que se incorporen nuevas y cada vez más jóvenes fumadoras.
Hasta ahora siempre se ha dirigido estas campañas a los varones y han surtido efecto. Por eso conviene comenzar a pensar en femenino a la hora de establecer planes de salud contra el tabaco, porque el riesgo futuro es cada vez más importante.